viernes, abril 08, 2022

Homenaje a Ricardo León

 


A un año de su fallecimiento, el viernes 15 se realizará en la Posada del Barco de la Pedrera, Rocha, un homenaje a Ricardo León, el creador e impulsor del ya clásico Jazz entre amigos que se realiza en el balneario rochense. Durante el evento se exhibirá un fragmento de la película sobre el 15ª Festival y una filmación inédita de lo que fue último toque con la participación de Ricardo y músicos amigos. La actividad finalizará con una Jam session a cargo de los músicos presentes, amigos de Ricardo.

Ricardo tuvo una dilatada trayectoria siendo considerado uno de los mejores pianistas de jazz de Uruguay y del Río de la Plata. Se inició en la música muy tempranamente, a los 12 años, en su Florida natal. Su primer grupo se llamó “Los Teenagers”. Siempre de bajo perfil, integró la banda de Chico Buarque durante su estadía Brasil y fue parte del primer grupo uruguayo, Cuarto Poder, en tocar en el ahora mítico festival BA Rock de Buenos Aires en el año 1970. Su actividad ligada a la música siguió en nuestro país en diversas formaciones o como solista. En 1982 formó parte del Zafhfaroni uno de los primeros grupos de jazz-rock fusión. Más adelante se dedicó de lleno al jazz y también al tango instrumental, siendo uno de los más activos integrantes del Hot Club jazz de Montevideo, donde llegó a ser vicepresidente. Viajó reiteradas veces a Italia invitado a participar en el festival de Ancona. Allí grabó su único disco: Fuego Uruguayo.

Como parte del Homenaje, en esta oportunidad haremos el Lanzamiento del próximo “Vigésimo Festival Internacional Jazz entre amigos edición 2023.

El Uruguay admirado por Boric y la responsabilidad del sistema político

Este domingo fue publicada en el diario Clarín de Argentina una entrevista al presidente de Chile Gabriel Boric. En un segmento de respuestas rápidas denominado “Al toque”, le preguntaron, sobre qué sociedad admiraba más.

El joven mandatario chileno respondió que era la sociedad uruguaya la que más admiraba. Textualmente dijo: “Admiro, esto no sé cómo va a caer, pero me gustan mucho los uruguayos”, indicó Boric, sin agregar más comentarios.

La respuesta cobró importancia porque se conoció el día anterior al primer viaje oficial que realiza Boric y lo hizo con su país vecino y principal socio comercial, la República Argentina, lo que explica entonces esa frase subordinada “esto no sé cómo va a caer”.

Es raro que un chileno, y en este caso el presidente, y hagamos abstracción de las diferencias futbolísticas que han transformado en un clásico el enfrentamiento Uruguay Chile, ponga como ejemplo a Uruguay o que admita que admira a la sociedad uruguaya.

Hasta ahora, era al revés, sobre todo en determinados sectores políticos. Cuando aquí se hablaba de Chile era para ponerlo como ejemplo. Hace años, a la salida de la dictadura uruguaya, el chileno Hernán Büchi, uno de los padres del sistema previsional chileno era una cara asidua en los medios. La reforma previsional chilena, con la creación de las AFP, en plena dictadura pinochetista, que se quiso implementar en Uruguay, demostró ser virtualmente una estafa para los trabajadores. Uruguay hizo su reforma previsional y ahora se apresta a profundizarla y con claros y oscuros que los tiene sin duda, demostró ser más equitativa y equilibrada.

Las multitudinarias movilizaciones que se vivieron en Chile, primero por parte de los estudiantes, de las que justamente Boric fue protagonista y al final con los hombres y mujeres hartos de la desigualdad social dejaron en evidencia el verdadero Chile.

Uruguay, en tanto, mal que les pese a los antibatllistas de José Batlle y Ordóñez, ha sido desde siempre un ejemplo de igualdad, incluso durante el gobierno más neoliberal que tuvo que fue el de Lacalle de Herrera, porque se ha encontrado con los diques que la propia sociedad pone por delante.

Ayer, en la mutualista de la que soy socio me encontré con un veterano dirigente político, ya retirado, aunque sigue en acción. Incluso se lo ha visto en un video que se viralizó, conversando con Guido Manini Ríos tras conocerse el resultado del referéndum. Me refiero a Alberto Volonté. Para quien no lo recuerde, Volonté fue presidente de UTE y ahí cimentó su prestigio y fue candidato a la presidencia de la República por el Partido Nacional en el año 1994, perdiendo las elecciones a manos de Julio María Sanguinetti por apenas un 1%.

Durante el segundo mandato de Sanguinetti, Volonté estableció con el presidente una coalición de gobierno que se mantuvo durante casi todo el período y que posibilitó desarrollar programas de reforma en diversos ámbitos. La imagen pública de Volonté fue prácticamente la de un "vocero de la coalición", su presencia mediática tenía siempre un perfil muy alto.

Este lunes, allí estaba, de calzado deportivo uno de los hombres más influyentes de la política uruguaya de finales del siglo 20. En Chile Volonté sería parte de la elite política que no entendió, no vio o no quiso ver lo que pasaba en su país y fue arrasada electoralmente.

Sin embargo, en este Uruguay de la igualdad (aún) de la movilidad social, es el país en el que un hijo de almaceneros puede ser presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, como Enrique Iglesias o el hijo de un operario de Ancap puede ser presidente de la República y lo fue dos veces, como Tabaré Vázquez. Seguramente este Uruguay es el motivo de la admiración de Boric y es sobre el que todo el sistema político debería conservar más allá de las posiciones ideológicas.


 

viernes, abril 01, 2022

Retiradas

La pelota llegó medio llovida contra un extremo del área, la recibe de espaldas, solo - un grave error de la defensa contraria que no puede dejar sin marca a ese delantero – encorva apenas el cuerpo, se eleva y le da un golpe seco al balón, lo hace con una ágil pirueta y ya en el aire, de reojo, ve que entra como una bala en el arco. Es gol. Golazo. En el estadio los asistentes bajan los brazos ya derrotados, solo un puñado lo festeja. En la cancha los jugadores de la camiseta roja bajan la cabeza, con vergüenza y desolación. Luis Suárez, sale corriendo con los brazos abiertos como alas y pronto queda sepultado bajo una piña de compañeros. Cuando se libera cumple con el ritual: lleva su mano derecha a los labios y reparte besos, uno por cada hijo y su esposa. Fue su gol 29 en las eliminatorias para un mundial de fútbol vistiendo la camiseta celeste. Es su último gol, él lo sabe, ya no podrá hacer más; para las próximas eliminatorias ya será demasiado grande y seguramente se habrá retirado de la práctica del fútbol.


En el Rincón del Cerro, en una chacra, José Mujica, el ex presidente camina despacio, con la mirada perdida, levanta una manguera, la coloca a un lado y se sube a un pequeño tractor y se pierde entre los terrones de tierra. Atrás quedó su último esfuerzo, su última batalla electoral tratando de sumar voluntades para el SI en el referéndum contra los 135 Artículos de la Ley de Urgente Consideración que forzó el Frente Amplio y el PIT CNT. No logró torcer la voluntad popular y le duele, pero ya ha perdido tantas batallas que sabe como levantarse. Ya tiene 86 años, el cuerpo no le da para más actos, para recibir palmadas en la espalda, apretones de mano, besos, fotos. Ya está cansado, pero igual hasta el 27 de marzo pasado estuvo en primera fila y, como dijo alguna vez, hace poco, si está vivo aunque sea arrastrándose y con bastón le gustaría hacer algún acto político para las elecciones del 2024.





En Punta Carretas, en una casa del estilo de la zona, Julio María Sanguinetti, dos veces ex presidente descansa tras su último esfuerzo militante para su Partido Colorado apoyando el NO en el referéndum por la Ley de Urgente Consideración. Está satisfecho, logró ganar aunque por poco margen, pero el sabe que lo que queda en la historia es que ganó, con los años eso es lo valioso, no importa si fue por 20 mil votos o un voto. Sanguinetti también tiene 86 años y esta fue su última batalla electoral. “He hecho esta campaña con alegría, con mucha convicción y estoy más o menos como (Luis) Suárez. De protagonista, esta es la última”. Una imagen suya, dando un discurso bajo lluvia, con un micrófono en la mano y empapado, quedó impregnada en las retinas de muchos como un símbolo de esos políticos de raza que ya no vienen así.