viernes, abril 08, 2022

Homenaje a Ricardo León

 


A un año de su fallecimiento, el viernes 15 se realizará en la Posada del Barco de la Pedrera, Rocha, un homenaje a Ricardo León, el creador e impulsor del ya clásico Jazz entre amigos que se realiza en el balneario rochense. Durante el evento se exhibirá un fragmento de la película sobre el 15ª Festival y una filmación inédita de lo que fue último toque con la participación de Ricardo y músicos amigos. La actividad finalizará con una Jam session a cargo de los músicos presentes, amigos de Ricardo.

Ricardo tuvo una dilatada trayectoria siendo considerado uno de los mejores pianistas de jazz de Uruguay y del Río de la Plata. Se inició en la música muy tempranamente, a los 12 años, en su Florida natal. Su primer grupo se llamó “Los Teenagers”. Siempre de bajo perfil, integró la banda de Chico Buarque durante su estadía Brasil y fue parte del primer grupo uruguayo, Cuarto Poder, en tocar en el ahora mítico festival BA Rock de Buenos Aires en el año 1970. Su actividad ligada a la música siguió en nuestro país en diversas formaciones o como solista. En 1982 formó parte del Zafhfaroni uno de los primeros grupos de jazz-rock fusión. Más adelante se dedicó de lleno al jazz y también al tango instrumental, siendo uno de los más activos integrantes del Hot Club jazz de Montevideo, donde llegó a ser vicepresidente. Viajó reiteradas veces a Italia invitado a participar en el festival de Ancona. Allí grabó su único disco: Fuego Uruguayo.

Como parte del Homenaje, en esta oportunidad haremos el Lanzamiento del próximo “Vigésimo Festival Internacional Jazz entre amigos edición 2023.

El Uruguay admirado por Boric y la responsabilidad del sistema político

Este domingo fue publicada en el diario Clarín de Argentina una entrevista al presidente de Chile Gabriel Boric. En un segmento de respuestas rápidas denominado “Al toque”, le preguntaron, sobre qué sociedad admiraba más.

El joven mandatario chileno respondió que era la sociedad uruguaya la que más admiraba. Textualmente dijo: “Admiro, esto no sé cómo va a caer, pero me gustan mucho los uruguayos”, indicó Boric, sin agregar más comentarios.

La respuesta cobró importancia porque se conoció el día anterior al primer viaje oficial que realiza Boric y lo hizo con su país vecino y principal socio comercial, la República Argentina, lo que explica entonces esa frase subordinada “esto no sé cómo va a caer”.

Es raro que un chileno, y en este caso el presidente, y hagamos abstracción de las diferencias futbolísticas que han transformado en un clásico el enfrentamiento Uruguay Chile, ponga como ejemplo a Uruguay o que admita que admira a la sociedad uruguaya.

Hasta ahora, era al revés, sobre todo en determinados sectores políticos. Cuando aquí se hablaba de Chile era para ponerlo como ejemplo. Hace años, a la salida de la dictadura uruguaya, el chileno Hernán Büchi, uno de los padres del sistema previsional chileno era una cara asidua en los medios. La reforma previsional chilena, con la creación de las AFP, en plena dictadura pinochetista, que se quiso implementar en Uruguay, demostró ser virtualmente una estafa para los trabajadores. Uruguay hizo su reforma previsional y ahora se apresta a profundizarla y con claros y oscuros que los tiene sin duda, demostró ser más equitativa y equilibrada.

Las multitudinarias movilizaciones que se vivieron en Chile, primero por parte de los estudiantes, de las que justamente Boric fue protagonista y al final con los hombres y mujeres hartos de la desigualdad social dejaron en evidencia el verdadero Chile.

Uruguay, en tanto, mal que les pese a los antibatllistas de José Batlle y Ordóñez, ha sido desde siempre un ejemplo de igualdad, incluso durante el gobierno más neoliberal que tuvo que fue el de Lacalle de Herrera, porque se ha encontrado con los diques que la propia sociedad pone por delante.

Ayer, en la mutualista de la que soy socio me encontré con un veterano dirigente político, ya retirado, aunque sigue en acción. Incluso se lo ha visto en un video que se viralizó, conversando con Guido Manini Ríos tras conocerse el resultado del referéndum. Me refiero a Alberto Volonté. Para quien no lo recuerde, Volonté fue presidente de UTE y ahí cimentó su prestigio y fue candidato a la presidencia de la República por el Partido Nacional en el año 1994, perdiendo las elecciones a manos de Julio María Sanguinetti por apenas un 1%.

Durante el segundo mandato de Sanguinetti, Volonté estableció con el presidente una coalición de gobierno que se mantuvo durante casi todo el período y que posibilitó desarrollar programas de reforma en diversos ámbitos. La imagen pública de Volonté fue prácticamente la de un "vocero de la coalición", su presencia mediática tenía siempre un perfil muy alto.

Este lunes, allí estaba, de calzado deportivo uno de los hombres más influyentes de la política uruguaya de finales del siglo 20. En Chile Volonté sería parte de la elite política que no entendió, no vio o no quiso ver lo que pasaba en su país y fue arrasada electoralmente.

Sin embargo, en este Uruguay de la igualdad (aún) de la movilidad social, es el país en el que un hijo de almaceneros puede ser presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, como Enrique Iglesias o el hijo de un operario de Ancap puede ser presidente de la República y lo fue dos veces, como Tabaré Vázquez. Seguramente este Uruguay es el motivo de la admiración de Boric y es sobre el que todo el sistema político debería conservar más allá de las posiciones ideológicas.


 

viernes, abril 01, 2022

Retiradas

La pelota llegó medio llovida contra un extremo del área, la recibe de espaldas, solo - un grave error de la defensa contraria que no puede dejar sin marca a ese delantero – encorva apenas el cuerpo, se eleva y le da un golpe seco al balón, lo hace con una ágil pirueta y ya en el aire, de reojo, ve que entra como una bala en el arco. Es gol. Golazo. En el estadio los asistentes bajan los brazos ya derrotados, solo un puñado lo festeja. En la cancha los jugadores de la camiseta roja bajan la cabeza, con vergüenza y desolación. Luis Suárez, sale corriendo con los brazos abiertos como alas y pronto queda sepultado bajo una piña de compañeros. Cuando se libera cumple con el ritual: lleva su mano derecha a los labios y reparte besos, uno por cada hijo y su esposa. Fue su gol 29 en las eliminatorias para un mundial de fútbol vistiendo la camiseta celeste. Es su último gol, él lo sabe, ya no podrá hacer más; para las próximas eliminatorias ya será demasiado grande y seguramente se habrá retirado de la práctica del fútbol.


En el Rincón del Cerro, en una chacra, José Mujica, el ex presidente camina despacio, con la mirada perdida, levanta una manguera, la coloca a un lado y se sube a un pequeño tractor y se pierde entre los terrones de tierra. Atrás quedó su último esfuerzo, su última batalla electoral tratando de sumar voluntades para el SI en el referéndum contra los 135 Artículos de la Ley de Urgente Consideración que forzó el Frente Amplio y el PIT CNT. No logró torcer la voluntad popular y le duele, pero ya ha perdido tantas batallas que sabe como levantarse. Ya tiene 86 años, el cuerpo no le da para más actos, para recibir palmadas en la espalda, apretones de mano, besos, fotos. Ya está cansado, pero igual hasta el 27 de marzo pasado estuvo en primera fila y, como dijo alguna vez, hace poco, si está vivo aunque sea arrastrándose y con bastón le gustaría hacer algún acto político para las elecciones del 2024.





En Punta Carretas, en una casa del estilo de la zona, Julio María Sanguinetti, dos veces ex presidente descansa tras su último esfuerzo militante para su Partido Colorado apoyando el NO en el referéndum por la Ley de Urgente Consideración. Está satisfecho, logró ganar aunque por poco margen, pero el sabe que lo que queda en la historia es que ganó, con los años eso es lo valioso, no importa si fue por 20 mil votos o un voto. Sanguinetti también tiene 86 años y esta fue su última batalla electoral. “He hecho esta campaña con alegría, con mucha convicción y estoy más o menos como (Luis) Suárez. De protagonista, esta es la última”. Una imagen suya, dando un discurso bajo lluvia, con un micrófono en la mano y empapado, quedó impregnada en las retinas de muchos como un símbolo de esos políticos de raza que ya no vienen así.


martes, marzo 29, 2022

La foto del 27 y el comportamiento del ciudadano: el crecimiento de los anulados y la decisión de no votar

En la noche del domingo 27 se repitió la foto de la elección pasada del año 2019: festeja la coalición en detrimento del espacio de la izquierda. Pero hubo algunas diferencias, pequeñas pero significativas, aquella foto de noviembre de 2019 mostró a un Luis Lacalle Pou triunfante, exultante, pero no mucho, porque su rival, Daniel Martínez no reconoció esa misma noche el resultado y lo privó del festejo. En la del domingo pasado Lacalle ya estaba sentado en el sillón gubernamental y dio un mensaje cuando ya estaba seguro que había ganado, aunque hasta que habló no había recibido un mensaje del SI. Igual no hubo festejo, hubo una reafirmación de un rumbo, hubo alivio y en todo caso lo festivo estaba en la calle. La imagen de un Lacalle ganador, por poco pero ganador, con Beatriz Argimón a su costado, con todo el equipo de ministros fue una imagen contundente, como para no dejar dudas de hacia dónde camina.

¿Qué otra foto mostró? La de siempre, la de un Uruguay sigue dividido en dos bloques políticos, como lo estuvo casi siempre desde que se lo conoce como país: Colorados y Blancos hasta la irrupción del Frente Amplio, que dio paso, primero al tripartidismo, para desembocar otra vez en el bipartidismo desde 1999 con el FA que creció sin parar hasta llegar al gobierno en el año 2005. En la elección pasada quedó plasmada también la foto geográfica donde se reafirma el poderío de la izquierda en la zona metropolitana: Canelones y Montevideo. En el resto del territorio, salvo Paysandú, la coalición gobernante es mayoría.

Y la izquierda, a pesar de perder, festejó, porque logró colocarse en el centro de la escena política y pasar a la ofensiva después de la derrota de noviembre de 2019.

Así, los dos tienen sus razones para leer el resultado en clave de victoria, al final es lo que tiene la paridad. El desafío de ahora es que esos dos bloques se escuchen lejos de los gritos de la campaña electoral, algo difícil, porque ayer ya empezó la campaña para el 2024.

Y si ya están mirando el 2024, el resultado del referéndum dejó algunas preguntas.

Es que con respecto al balotaje 134.000 personas menos decidieron no votar: presentaran un certificado o pagaran la multa o esperaran la moratoria. El voto anulado creció un 2%, aproximadamente 40.000 votos respecto de lo habitual, ¿habrán seguido la recomendación que le hizo a los indecisos Carolina Cosse? Sumados estos dos comportamientos, hay un botín electoral que en una eventual elección puede otorgar dos bancas en el senado o definir una elección en un escenario.


¿Qué nos dicen esos 174 mil ciudadanos?: ¿quiénes son? ¿De qué franja etaria? Son desencantados con el sistema político, con las formas de ver la política, con la campaña, o simplemente decidieron no participar por la complejidad de lo que se planteaba?

Referéndum: una consulta en un pais partido en dos


Otra vez se repitió la foto de la elección pasada de 2019: festeja la coalición de centro derecha, en detrimento de la izquierda.
Uruguay sigue dividido en dos partes, una en la zona metropolitana fundamentalmente, donde manda la izquierda y la otra en el resto del territorio donde la coalición gobernante es mayoría. Ayer ganó el No y el gobierno festeja, Lacalle festeja, pero también festeja la izquierda que logro colocarse en el centro del escena politica después de la derrota de noviembre de 2019. Los dos tienen razones para leer el resultado en clave de victoria, al final es lo que tiene la paridad.
El desafio ahora es que esos dos países se escuchen lejos de los gritos de la campaña electoral.

EL INICIO
El pistoletazo de salida lo había dado un dirigente sindical argentino de la CTA, de nombre Carlos Díaz. Fue en noviembre del año pasado, en el congreso del PIT CNT, la central de trabajadores uruguaya. Allí Díaz ofreció a viva voz la infraestructura de su organización para que los uruguayos que están en Argentina “vengan a votar el día que se realice el referéndum y echar a Lacalle Pou”.

Las palabras de Díaz provocaron una ovación entre los asistentes, pero a poco que bajaron las aguas, en la izquierda se le bajó el perfil y se trató que el exabrupto y los aplausos fueran olvidados.

Es que más allá de que la campaña por el referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC) fue de las peores que se recuerde según todos los analistas, en Uruguay todavía hay una línea que no se cruza.

Los presidentes, cuando se van entregan la banda presidencial a su sucesor. Lo hacen en paz y democráticamente. Lo hizo Tabaré Vázquez con Luis Lacalle Pou y lo hará éste con su sucesor.

Cuando hay discrepancias entre las fuerzas políticas, como ha sido en este caso, se acude al instituto del referéndum previsto en la Constitución de la República y a fuerza de lapicera y papeletas, el Frente Amplio, junto con un amplio abanico de organizaciones sociales, la principal el PIT CNT, logró recolectar casi 800 mil firmas para convocar a la ciudadanía.

Ayer durante todo el día los uruguayos fueron legisladores y pusieron punto final a una larga discusión que comenzó en plena campaña electoral para la presidencia, cuando el en ese entonces candidato Luis Lacalle Pou anunció que si lograba la victoria buscaría aprobar una Ley de Urgente Consideración que incluiría una variedad de temas. Lacalle quería ganar tiempo y de paso borrar de un plumazo toda huella de los 15 años de gobiernos progresistas: Vázquez, José Mujica y Vázquez nuevamente.

A principios de 2020, el centroderechista Partido blanco, el de Lacalle, dio a conocer un primer borrador que tuvo que ser negociado a la interna de la coalición de cinco partidos que va desde la socialdemocracia hasta la derecha nacionalista más dura y que fue la que aupó a Lacalle para llegar a la presidencia. Es que el proyecto presentado iba más allá de lo acordado entre los socios.

Cuando la LUC definitiva, casi 500 artículos, algo inédito en la vida democrática pos dictadura fue presentada, tuvo en ese momento varios cuestionamientos del Frente Amplio y el PIT CNT.

El debate parlamentario, acotado a 90 días, se hizo en plena pandemia y con la mayoría de legisladores de la coalición gobernante fue aprobada, pero también tuvo la aprobación del Frente Amplio, que en el parlamento avaló con sus manos levantadas más de la mitad de los artículos.

Sin embargo, desde las organizaciones sociales se levantaron voces contrarias y al final llegaron a 135 artículos que fueron impugnados. La recolección de firmas, también en plena pandemia, tuvo un comienzo algo lento. Esto dio alas al gobierno que no le prestó atención, a tal punto que notorios operadores del oficialismo decían en voz alta que al final del plazo constitucional para la recolección de firmas no se iba a llegar a número requerido. Pero con una militancia en territorio, donde el Frente Amplio es casi imbatible, sumado a un objetivo político que levantó la moral tras la derrota electoral en las elecciones presidenciales, se llegaron a las firmas necesarias.

Ahora en el último tramo de la campaña se involucró el propio presidente Lacalle, algo inédito puesto que está en discusión si puede participar o no en este tipo de instancia. Para la coalición gobernante Lacalle es su mejor carta de presentación por cuanto mantiene en alto el nivel de aprobación a su gestión con un saldo neto positivo de +24.

Y al final, este referéndum se ha transformado en una suerte de elección a mitad de camino. Aunque mañana Lacalle seguirá siendo presidente y en el parlamento no habrá cambios, lo que se votó fue más que por mantener o derogar los 135 artículos de la LUC: se votó si hay confianza en el gobierno y el presidente o como ocurre en los partidos más trabados se le saca tarjeta amarilla.

Publicado en el diario Clarín de Argentina.

Ucrania y las otras guerras

 «Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: Yo mato para robar.»

Eduardo Galeano

Desde el 24 de febrero la atención mundial está puesta en Ucrania. Pero hay otras guerras en el mundo. Según la escuela de la paz de Cataluña hay 18 conflictos de alta y mediana intensidad

Camerun, Etiopía, Yemen, Myanmar, Siria, Malí, Níger, Burkina Faso, Somalia, Congo, Mozambique, Afganistán, Uganda son algunos puntos del planeta donde también hay conflictos armados.

Afganistán: el gobierno de Estados Unidos invadió el país alegando que los talibanes estaban detrás de los ataques del 11-S. Tras 20 años de intensos combates y miles de muertos, los talibanes volvieron al poder en agosto de 2021. El nivel de violencia ha disminuido en el país, pero las ONG ahora advierten que Afganistán se enfrentará una de las crisis humanitarias más graves que jamás haya visto debido a las sanciones y el aislamiento impuestos por gran parte del mundo.

Hay grupos yihadistas que intentan dominar diferentes regiones de varios países, como Malí, Níger, Burkina Faso, Somalia, y Mozambique.

Congo: Explicar el conflicto en el Congo no es fácil: hay muchas causas y causalidades. Este país es uno de los más ricos del mundo, pero la mayoría de la población vive en la miseria.La expectativa de vida no llega a los 50 años.

El Congo tiene una abundante riqueza mineral. Posee más del 70% del coltan mundial. También tiene el 30% de las reservas mundiales de diamantes; vastos depósitos de cobalto, cobre, bauxita, gas, petróleo, y también uranio. Pese a esto, la inmensa mayoría de los congoleños vive en la miseria, lo que explica la naturaleza del conflicto.

Sin embargo, el saqueo que sufre el Congo no es de ahora, lleva siglos, desde finales del año 1400 con el tráfico de esclavos a Europa y luego hacia América latina, Brasil y Uruguay: la mayoría de los afrodescendientes uruguayos provienen del Congo, pasando por el uso de patio trasero que hizo Bélgica.

Del Congo se extrajo el uranio que activó las bombas arrojadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki. Este país hace casi 60 años que se vive en estado de guerra, pero desde agosto de 1998 se desarrolla un silencioso genocidio por la pugna entre las etnias tutsi y hutu, acicateadas por oscuros intereses. Esta guerra formalmente termino en el año 2003, con un gobierno de transición, ratificado por las elecciones del año 2006, que mantuvo en el poder a Joseph Kabila, hijo del Laurent Desiree Kabila, asesinado en el año 2001.

Sin embargo, el conflicto continua. Es el más sangriento desde la segunda guerra mundial: entre muertos directos e indirectos suma unos cuatro millones, además de más de un millón de desplazados.

Y en medio del caos que siempre produce la guerra hay quienes calladamente se benefician; China es ejemplo. Las empresas de ese país aprovechan la incapacidad gubernamental y a cambio de alguna obra de infraestructura se llevan una montaña, que seguro esconde en su seno algún tesoro: coltan, oro o diamantes.

Este sanguinario conflicto se lo conoce como la guerra del coltan, ya que el proceso se inicia en el Congo con la extracción ilegal del mineral, que se hace con trabajo casi esclavo para que rinda mucho más desde el punto de vista económico. Luego es trasladado, también ilegalmente, al país vecino, Rwanda, que, a pesar de no ser productor de coltan, es uno de los principales exportadores del mundo.

En Rwanda se inicia un circuito de exportación, ahora legal, que traslada este mineral a los países de la ex Unión Soviética: Ucrania, Kazajstán, Bielorrusia, Rusia, donde es procesado.

Posteriormente viaja a otros países, como Malasia, China, India, Corea del sur, donde el mineral es transformado en microchips y luego va a Japón, Estados Unidos o los países nórdicos, donde están las sedes de las multinacionales de la electrónica, donde se los incorpora a los aparatos de alta tecnología. Y de allí, directo a nuestras manos.

Siria: en guerra contra el régimen del presidente Bashar al Asad en 2011 una guerra civil a gran escala. El conflicto lleva más de 380.000 muertos, ha arrasado ciudades e involucrado a otros países. Más de 200.000 personas están desaparecidas. La guerra ha disminuido en intensidad, ya que el presidente logró dominar gran parte del país. Aunque aún hay resistencia en muchas zonas de Siria, y los observadores internacionales creen que el conflicto no está cerca de terminar.

Myanmar: otra región que ha registrado tensiones políticas y étnicas desde hace años, y muchos analistas creen que el país se encuentra en medio de una guerra civil. Los militares de Ejército dieron un golpe de Estado y tomaron el control del país el 1 de febrero de 2021, después de unas elecciones generales que ganó por amplia margen la líder Aung San Suu Kyi. La ONG International Rescue Committee cree que hay 220.000 personas desplazadas desde 2021. Y más de 14 millones de personas (más del 25% de la población del país) necesitan algún tipo de ayuda humanitaria. Se cree que más de 10.000 personas murieron por el conflicto desde febrero del año pasado.

Yemen: el conflicto tiene sus raíces en el fracaso de un proceso político que se suponía traería estabilidad a Yemen después de la Revolución Yemení de 2011, que fue parte de la Primavera Árabe, que obligó al presidente autoritario de larga data Alí Abdalá Salé a entregar el poder a su vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi. Los analistas esperaban que la guerra durara unas pocas semanas, pero lleva ya ocho años y en los últimos hubo una escalada de violencia. Irán y Arabia Saudita, han estado involucrados en el conflicto. La coalición recibió apoyo logístico y de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

Camerún: En el origen del conflicto está un solo elemento: el agua. El calentamiento global es ya una auténtica realidad en esta región del Sahel, donde las temperaturas están subiendo 1,5 veces más rápido que la media mundial y donde la ONU estima que el 80% de las tierras agrícolas están degradadas.

Los pastores árabes choa y los pescadores y agricultores de Mousgoum se enfrentan por el control de los escasos recursos hídricos del territorio. Desde el mes de agosto, 19 aldeas han sido incendiadas y otras 40 han sido abandonadas por sus asustados habitantes, en un conflicto civil que ya ha causado 45 muertes y 74 heridos.

Etiopía: el conflicto estalló en noviembre de 2020, es uno de los más brutales del mundo actual, con informes de asesinatos de civiles y violaciones masivas, según Amnistía Internacional. Hay 900.000 personas muriendo de hambre, según estimaciones del gobierno de Estados Unidos. Los rebeldes que luchan en el país dicen que más de 9 millones de etíopes necesitan algún tipo de ayuda alimentaria. El origen de todo una disputa entre diferentes etnias que llevan casi 30 años intentando convivir. Desde 1994, Etiopía tiene un sistema de gobierno federal, a veces llamado federalismo étnico, en el que cada una de las diez regiones del país está controlada por diferentes grupos étnicos.

La región más preocupante es Tigray, controlada por un partido político llamado Frente Popular de Liberación, que lideraba una coalición de cuatro partidos que gobernó Etiopía desde 1991. El político Abiy Ahmed Ali se convirtió en primer ministro y destituyó a los principales líderes gubernamentales acusados de corrupción y represión, poniendo fin a una disputa territorial de larga data con Eritrea y recibió el Premio Nobel de la Paz en 2019.

Según datos de ACNUR, 45.449 personas refugiadas originarias de la región etíope de Tigray han huido hacia Sudán; 96.000 personas refugiadas originarias de Eritrea se encuentran en la Región de Tigray. Y los datos siguen aumentando.

Ucrania: Partimos, por supuesto, de la incuestionable responsabilidad del gobierno ruso en iniciar un conflicto bélico que está causando miles de muertes, destrucción generalizada, desplazamientos masivos con impactos globales. Nada justifica la invasión del territorio ucraniano, menos aún bajo imaginarios reaccionarios y de vocación imperialista.

Ucrania es un enclave paradigmático a escala global. Además de contar con un volumen significativo de gas, petróleo y uranio, atesora las mayores reservas de litio y tierras raras de todo el continente europeo. Estos últimos son minerales metálicos clave para la economía actual (teléfonos móviles, turbinas eólicas, automóviles eléctricos, etc.), cuya demanda se ha multiplicado exponencialmente dentro de un mercado mundial que controla China en un 80%, y que ya da síntomas de saturación. Ucrania es considerada, a su vez, no solo el granero de Europa, sino de un marco geográfico más amplio que incluye el Norte de África y Oriente Próximo.

Ucrania evidentemente no es un conflicto local sino internacional, activado desde hace tiempo por la actuación de todas las potencias globales, las cuales atesoran su mayor o menor cuota de responsabilidad en favorecer, azuzar e incluso fortalecer la espiral bélica vigente.

Esta guerra podría terminar con algún acuerdo entre Rusia y Ucrania o desembocar en la tercera guerra mundial con las principales potencias nucleares involucradas (¡¡¡caramba nunca pensé que diría esto!!!

domingo, marzo 20, 2022

 


De las revueltas estudiantiles al gobierno

La llegada de Boric al poder en Chile,

una bocanada de aire puro en la política

El viernes 11 fue un día histórico para Chile, pero también para América latina, Gabriel Boric, un joven militante estudiantil, devenido luego en político y líder de izquierda, con apenas 36 años, asumió como presidente.

Antes fueron presidentes, después de la dictadura pinochetista, Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet por dos veces y Sebastián Piñera también por dos veces.

Boric forma parte de una generación nacida al final de la dictadura pinochetista o sea, aquellos que solo conocieron su vida política bajo democracia. Esa generación asistió, siendo niños, a la caída del muro de Berlín, al fin de la Guerra Fría, la implosión de la Unión Soviética, el desarrollo del neoliberalismo, Internet, y ya siendo más jóvenes asistieron y fueron protagonistas de las redes sociales. La llegada de Boric es una bocanada de aire puro en la política, pero no viene solo, junto con él llega un grupo importante de dirigentes, hombres y mujeres, con enfoques humanistas, reconocimiento de las diversidades culturales y de los derechos sociales. Junto con Boric llegó al poder una generación que se hizo durante las revueltas estudiantiles y que promete enterrar definitivamente el legado de la dictadura pinochetista que en los años ochenta aplicó a rajatabla las políticas neoliberales del consenso de Washington y que fue tomada como ejemplo, aun por gobiernos y políticos democráticos.

Boric es un hombre diferente para la izquierda tradicional. Tomó distancia del chavismo y como respuesta Nicolás Maduro lo acusó de pertenecer a “una izquierda cobarde”. También se desmarcó del régimen de Nicaragua y en lugar de invitar a Daniel Ortega u otro representante del gobierno nicaragüense al cambio de mando, traidores según el ex presidente José Mujica, invitó a su asunción a la poetisa Gioconda Belli y al escritor Sergio Ramírez, quien no pudo asistir, ambos hoy en el exilio por oponerse a un ex camarada sandinista que devino dictador.

Aquí, en Uruguay el Partido Comunista uruguayo, hoy mayoría en la interna del Frente Amplio, por ejemplo, no enfrenta ni a Maduro ni a Ortega.

Lo que ocurra en Chile podría proyectar ideas, experiencias y efectos en el resto de la región, sobre todo porque tiene al menos tres elementos fundamentales que podrían replicarse: el cambio generacional, su énfasis feminista y, la principal, la convergencia de las izquierdas. De esta última experiencia la izquierda uruguaya puede dar cátedra con el Frente Amplio.

SIN CORBATA

Y en Chile, un país extremadamente rígido en su conducta social, por lo menos en su estructura de poder, de golpe se vio presidido por un hombre joven tatuado y que no usa corbata. Las corbatas asfixian. Mi padre, cuando llegó en 1950, huido de la España franquista, logró su primer trabajo en Ipusa y puso una condición no usar corbata. Pero en Chile fue tan llamativo que vi muchos titulares en los medios de comunicación diciendo algo así como Sin corbata, Boric asumió la presidencia de Chile. ¡Oigan!: Bill Gates o Mark Zuckerberg raramente usan corbatas y Mujica directamente nunca usó.

Boric tiene ahora el reto de conducir ese gran proceso de cambio en un país como Chile, que fue puesto de ejemplo muchas veces, demasiadas quizás y a poco que se rascó la epidermis nos encontramos con realidades no muy agraciadas.

Boric llega a un mundo nuevo del que no sabemos cómo será después que se resuelva, ojalá y así esperamos, tras el conflicto en Ucrania. “Viviremos tiempos desafiantes y tremendamente complejos. Salir adelante juntos y juntas, eso es lo que debemos construir…”, e “iremos lento, porque vamos lejos”, dijo”, reconoció en su discurso inaugural, ya como presidente.

La frase de Boric, dicha fue dicha para los chilenos, pero es válida para todos, nosotros, los uruguayos, sobre todo para el pos27M.

sábado, marzo 19, 2022

El narco cada vez más cerca de la política


El pasado jueves 17, hablé con el diputado por Colonia de la lista 904 Mario Colman. Está desolado y enojado, porque siente que se está comiendo un garrón por la formalización y condena de Diego Cruz, un militante de su agrupación, que cayó por tráfico de drogas en el marco de la operación Murmullo, en su cuarta fase.

No voy a liberar al diputado de la culpa si la tuvo o no, o si está involucrado. Eso no me corresponde. Lo que hizo Cruz no era, según sus palabras, de su conocimiento. Siente que abusó de su confianza, la que le dio cuando lo acogió en su agrupación partidaria y luego le dieron responsabilidades en la comuna de Colonia.

En lo que me quiero detener es en la responsabilidad, eso sí que le cabe a, en este caso a Colman, como a cualquier otro actor político: y es cuidar su entorno. Hoy es Cruz, un perejil, un narquito de poca monta, pero mañana puede ser alguien más pesado.

El narcotráfico, los narcotraficantes, grandes, medianos o pequeños, buscan el cobijo del poder y de esa manera inconsciente para algunos, y muy consciente para otros, se expanden en las sociedades.

Cuando en la década de los años 60 el presidente Richard Nixon lanzó la guerra contra las drogas, lo hizo porque en su país, Estados Unidos había un problema grave, pero la guerra la libró en países pobres, con gente pobre, en Colombia, en México.

Las víctimas fueron los niños pobres, las mujeres pobres, los hombres pobres, mano de obra barata y necesitada de ganar un peso para tener un plato de comida. Los narcos grandes estuvieron y están fuera del radar o de la mira de quienes libran la guerra.

Desde aquel momento hasta ahora ha pasado mucha agua bajo los puentes y el problema del narcotráfico es global trajo aparejado otros problemas: lavado de activos, además de los millones de muertos. Y no hubo solución. La guerra contra las drogas ha sido una política que se ha perdido en diferentes términos, políticos, sanitarios y económicos.

En Uruguay siempre se pensó que se estaba lejos de esas realidades y en el interior del país más todavía, pero tarde o temprano los narcos llegan, se asientan y después es difícil de sacar esos quistes.

Durante muchos años hubo gente que, con miradas más largas sobre el asunto, advirtieron sobre esta realidad: sobre los ajustes de cuentas, sobre el sicariato, sobre el lavado de dinero, sobre la feudalización de los barrios. No se los escuchó. El sistema político no lo escuchó, la academia no lo hizo y hoy la ola nos tapó.

Milton Friedman, premio Nóbel de Economía, insospechado por sus ideas liberales, fue uno de los primeros en reconocer la pérdida de la guerra contra las drogas. José Mujica, ex presidente de la República y de izquierda, claramente, coincide con Friedman. “Será mi última batalla”, ha dicho: “promover la liberación de las drogas, todas las drogas”. Sin un mercado ilegal habrá menos reclusos, menos homicidios, los adictos no seguirán siendo mirados y tratados como criminales cuando procuran su droga, pudiendo tenerlas, además, con garantías de calidad.

El cambio de paradigma sobre las drogas no es patrimonio ni de la izquierda ni de la derecha sino del sentido común. Este problema global ha sido, hasta ahora, tratado como una política militar y de seguridad y no como un problema de Salud Pública. El enfoque debiera ser la prevención, la educación y la rehabilitación, y en ese marco, aplicar políticas de despenalización progresiva y regulación de la misma manera que se hace con otras sustancias como el alcohol y el tabaco.